Monsanto y la destrucción del medioambiente: El prontuario de una siniestra corporación

763

La palabra ecocidio se refiere al deterioro del medio ambiente y los recursos naturales como consecuencia de la acción directa o indirecta del humano sobre los ecosistemas. Reflexionando sobre la palabra ecocidio podemos tener infinidad de ejemplos de las distintas empresas que envenenan –literalmente hablando– a nuestro ecosistema. Empresas cuya relación con la Naturaleza es de despiadada depredación, y que la consideran como mera mercancía y objeto de especulación financiera.

Esa visión genocida por parte de esas empresas forjó un “sistema” sostenido mediante el constante ejercicio de la violencia contra los Pueblos y la Naturaleza, incorporando el Ecocidio como elemento imprescindible para su sostenimiento.

Nuestro país es víctima de una alarmante lógica extractivista. El actual modelo desarrollista-extractivista-financiero es una expresión extrema de un sistema que explota y lastima a los pueblos, y que sobreexplota la Naturaleza. Los personeros de este modelo creen que la Naturaleza es una fuente inagotable de recursos. No es verdad. Los recursos son finitos. La historia nos lo dice: por donde pasa el extractivismo y las empresas ecocidas, sólo quedan transnacionales enriquecidas, saqueo, contaminación y territorios devastados. Poblaciones enteras son expulsadas de sus tierras y quedan condenadas a vivir hacinadas en las periferias de las ciudades, creando más exclusión.

Ahora el “extractivismo” también ha llegado a las grandes urbes: es la especulación inmobiliaria, la que aquí, en la Ciudad de Buenos Aires, en los dominios de Macri, expulsa y provoca desplazamientos de población, se apropia de lo público, provoca daños ambientales generalizados y desafía a la Naturaleza en el marco de una profunda degradación institucional y social. El éxito que nos quiere mostrar Cambiemos es el de más y más “crecimiento”, empleando indicadores como la construcción de metros cuadrados, el aumento de la valuación de los inmuebles, lo cuantitativo por sobre lo cualitativo. Los inmuebles se han convertido en una especie de commodity, una mera mercancía, mera especulación, un bien de cambio.

En la ciudad del PRO, se construyeron 20 millones de m2 en los últimos 10 años, y en el mismo período creció un 50% la población que vive en sus villas. Con Larreta nos espera más de lo mismo. O todavía peor. En nuestra querida Capital se han impermeabilizado los suelos, se construyó y urbanizó irracionalmente y se avanza sobre las superficies absorbentes en áreas urbanas y suburbanas que no las planifica el interés general. La especulación inmobiliaria llega hasta el paroxismo. Con una década kirchnerista a nivel nacional y ocho años de Macri a nivel de la Ciudad, la actualidad nos encuentra con una inmensa crisis habitacional en todo el país, más denuncias por daños a la Naturaleza y contaminación que afecta a cientos de miles de ciudadanos.

El modelo del agronegocio salvaje está envenenando nuestros territorios y a sus habitantes. Se persigue como imperativo ético la ganancia económica a cualquier precio. Este sistema podrido excluye a gran parte de la población, legitimando la entrega de nuestras riquezas y esfuerzos a manos del capital transnacional. Nuestro país (y el mundo) se encuentran por todas estas razones en emergencia ecológica. El planeta Tierra llegó a sus límites de tolerancia. Crisis climáticas, financieras, alimentarias, institucionales, culturales, éticas y espirituales están erizando nuestra piel diariamente. El mundo tal como lo conocimos, y la Humanidad misma, están en grave peligro de extinción. Y no podemos dejar de advertir el ejercicio de la violencia contra la Naturaleza por parte de esa ideología aberrante llamada Capitalismo. ¿Y cuáles son esas empresas ecocidas que denunciamos? Son varias: Monsanto, Chevron, Barrick Gold, entre otras. En este primer informe analizaremos a la primera de las que mencionamos.

Monsanto

Monsanto ha sido y sigue siendo una de las empresas que ha creado más controversia a nivel mundial debido al peligro potencial o real de sus productos sobre la salud humana, animal, vegetal y sobre el medio ambiente en general. Entre los productos más polémicos actualmente se destacan los transgénicos, que son aquellos que fueron producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir las características deseadas.

Desde hace muchos años la empresa se ha visto envuelta en una serie de escándalos, acusada de fabricar y vender productos nocivos para la salud y de diversos cargos por corrupción de los que la firma se declaró culpable. Monsanto distribuye semillas transgénicas y fue la responsable de suministrar el agente naranja que Estados Unidos utilizó durante la Guerra de Vietnam.

Entre sus principales accionistas se encuentra el especulador George Soros, activista a favor de la legalización de la marihuana, ya que Monsanto posee la licencia para producirla a gran escala mediante cultivos transgénicos y distribuirla masivamente a la población. Al día de hoy Monsanto es líder mundial en la producción de semillas transgénicas, cuyos cultivos se expanden vertiginosamente en el Tercer Mundo, en tanto que la Unión Europea los tiene prohibidos para consumo humano.

Los negocios de la empresa

John Francis Queeny fundó Monsanto en 1901, con el propósito de fabricar el edulcorante artificial Sacarina para la empresa Coca-Cola. Según estudios realizados a comienzos de los `70, la sacarina causa cáncer en ratas y ratones.

En estudios científicos, el consumo moderado de Aspartamo, uno de los edulcorantes de uso más extendido a nivel mundial, ha sido asociado con el cáncer de vejiga y de cerebro por lo que estuvo prohibido en Estados Unidos por algunos años, hasta que el lobby de la corporación logró volver a introducirlo en el mercado.

En 1944 Monsanto comenzó a producir el pesticida DDT, con la excusa de combatir a los mosquitos “transmisores de malaria”. Posteriormente se demostró que sus efectos eran adversos para la salud humana, incluyendo infertilidad, fallos en el desarrollo, insuficiencia inmunológica y hasta la muerte. La Convención de Estocolmo en el 2004 prohibió su uso general, ya que se acumula en tejidos grasos y en la leche, y causa daños irreparables en los riñones e hígado.

Entre 1939 y 1945, Monsanto llevó a cabo investigaciones sobre el uranio para el Proyecto Manhattan, en Dayton, Ohio. El Dr. Charles Thomas, quien más tarde se desempeñó como presidente de la Junta Directiva de Monsanto, estuvo presente en la detonación de la primera prueba de la bomba atómica.

En la década del `60, Monsanto fue una de las siete empresas que fueron contratadas por el gobierno de los Estados Unidos para producir un herbicida llamado “Agente Naranja”, utilizado en la Guerra de Vietnam con el fin de destruir la selva vietnamita y las cosechas, privando a los vietnamitas de alimento y de vegetación donde esconderse. El “Agente Naranja” fue un potente químico que causó entre la población vietnamita unos 400.000 muertos y unos 500.000 nacimientos de niños con malformaciones, además de graves bajas en el propio ejército estadounidense.

Otro caso es la leche con hormonas. Monsanto fue productor de la hormona sintética “Somatotropina Bovina”. Existen estudios científicos que prueban que la hormona provoca cambios significativos en la salud de las vacas: mastitis, esterilidad, y un aumento de la hormona del crecimiento y de otras hormonas en la leche producida.

Roundup es por su parte un herbicida no selectivo de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos. El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup de Monsanto. En agosto de 2012 se demostró que 114 menores que residían en un barrio de la ciudad de Córdoba, vecinos a los cultivos, tenían agroquímicos en sus organismos. Se detectaron casos de cáncer y malformaciones, lo que condujo al enjuiciamiento y condena de los productores por uso indebido de agroquímicos.

Cuando hablamos de Monsanto también hablamos de maíz transgénico. La mayor parte de los países europeos ha prohibido el cultivo de la cepa de maíz “MON-810” de la multinacional Monsanto, una semilla transgénica, debido a que se considera que el polen de este cultivo podría ser “devastador” para la población de abejas. Al plantar el maíz, los productores además de pagar por las semillas (mucho más caras que las semillas orgánicas), se ven obligados a entregar un porcentaje de las ganancias producidas a Monsanto en concepto de “derechos de autor”, ya que la multinacional ha patentado el ADN del maíz modificado.

También debemos mencionar el trigo transgénico. Para los ecologistas la introducción de este trigo en los mercados mundiales es muy preocupante, por tratarse de un cultivo básico en la alimentación de la humanidad y porque los riesgos para el medio ambiente y la salud en este caso son más inquietantes que en el caso de otros cultivos.

Un informe realizado por Jeremy Scahill en The Nation reveló que Monsanto compró otra corporación muy siniestra: Blackwater. Esta empresa constituye el mayor ejército mercenario del mundo, y es el principal contratista privado del gobierno estadounidense. Muchos agentes de la CIA y ex militares trabajan para Blackwater o compañías relacionadas, creadas para desviar la atención de su mala reputación y obtener más ganancias vendiendo sus nefastos servicios de información que van desde inteligencia hasta infiltración de organizaciones, cabildeo político y entrenamiento paramilitar para gobiernos aliados y personal a sueldo de bancos y corporaciones multinacionales.

Corrupción

Según el Dr. Shiv Chopra (India) quién trabajó para el gobierno canadiense en el sector de la seguridad alimentaria desde 1969, Monsanto tendría un plan a largo plazo para el control del mercado mundial de los alimentos a través de la infiltración de los organismos a cargo de aprobar la seguridad alimentaria como FDA. En su obra “El mundo según Monsanto” se expone el caso de una denuncia por intento de soborno a los inspectores del gobierno por parte de Monsanto.

Obama y el Acta de Protección a Monsanto

En marzo de 2013, el presidente estadounidense Barack Obama firmó la ley HR 933 que incluye una controvertida norma conocida extraoficialmente como la “Monsanto Protection Act”. Mediante este insólito documento, se le deniega autoridad a las Cortes Federales para que puedan ordenar cesar en forma inmediata la plantación y venta de cosechas transgénicas, aún en los casos en los que se demuestre que existe un riesgo para la salud de los consumidores. Finalmente, se supo que el acta fue redactada en parte por el propio directorio de Monsanto, y presentada por el senador republicano Roy Blunt, quien recibió jugosas donaciones por parte de la multinacional.

Estimados lectores del periódico Bandera, resulta indispensable pensar un mundo alternativo, un nuevo paradigma ético-político que requiere que caminemos por nuevas sendas. Sino, empresas ecocidas como Monsanto dominarán el planeta Tierra. Si es que ya no la dominan…

Por Walter Romero
Coordinador de Metapedia en español
Artículo publicado en el Periódico Bandera Nº 2 (Noviembre 2015)

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here