En los últimos tiempos puede observarse cómo se ha banalizado el consumo de drogas. Fumarse un porro mientras se espera el colectivo, o empastillarse en una fiesta electrónica se han hecho moneda corriente y son tomados con indiferencia, como un hecho normal. En torno de este tema, la última novedad es que recientemente en Chubut se ha legalizado el uso del aceite de cannabis para el tratamiento de ciertas enfermedades. Desde el Estado Nacional sólo se escucha silencio sobre esta medida, nadie ha salido a cuestionar los aspectos científicos, sociales o, menos aún, éticos.
A través de la Ley «I N°588», se incorporó al aceite de cannabis al vademécum de la salud pública para el tratamiento del «síndrome de Dravet», más conocido como epilepsia. De acuerdo con la nueva legislación, el «aceite de marihuana» será provisto en los hospitales públicos, incorporándose al vademécum de la obra social «Seros» que brinda cobertura a los empleados de la administración pública de la provincia de Chubut (la mayor parte de la población de Chubut son empleados públicos). El actual gobernador, Mario Das Neves, promulgó la mencionada ley, convirtiendo de esta manera a su provincia en el primer distrito del país que habilita el uso de marihuana medicinal. Dicho producto, es bueno destacar, no se fabrica acá, sino que es traído desde los EE.UU., y un frasco de 100 ml cuesta aproximadamente 250 dólares. Sólo un laboratorio lo produce y se lo conoce como “Charlotte Web”.
La creación y posterior promulgación de esta ley fue impulsada por un grupo llamado “Mamá Cultiva” y por la “Fundación Daya”, ambas en total concordancia. La “Fundación Daya” tiene sede en Chile, en donde el autocultivo de cannabis, destinado a la atención de un tratamiento médico y/o a su uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo, no está prohibido. Dicha fundación expresa que la actividad que realiza es “sin fines de lucro” y “cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el sufrimiento humano, como también colaborar y asesorar en el diseño de políticas públicas que promuevan el bienestar físico y espiritual de las personas”. “Mamá cultiva” está integrado por madres de niños con epilepsia refractaria a quienes, según expresan, la administración de aceite de cannabis ha logrado reducir las crisis convulsivas, cosa que no habían logrado con la medicación convencional. Entre otras cosas, lo que proponen es que se legalice el cultivo domiciliario de marihuana a fin de que el mencionado aceite pueda fabricarse de manera casera.
Cabe destacar que el aceite de cannabis no ha sido sometido a los protocolos de investigación que requiere todo medicamento. Al respecto los doctores Patricia González y José Luis Castillo, ambos neurólogos del Departamento de Infancia y Adolescencia de Chile, advierten que la marihuana NO es un medicamento, que contiene no 1, sino 489 sustancias que dañan todas las funciones de aprendizaje y pueden desencadenar psicosis en sujetos vulnerables, informando con claridad meridiana acerca de los serios riesgos que conlleva la llamada “Marihuana Medicinal”.
El consumo de cannabis y hachís puede traer aparejadas graves alteraciones mentales. Entre las más comunes está la esquizofrenia de origen químico, que provoca, entre otros síntomas, alucinaciones, delirios, trastornos de pensamiento y trastornos de movimiento. Eduardo Carreño, médico especialista en conductas adictivas de la ciudad española de Gijón, advierte además un gran aumento del consumo de cannabis y hachís y que la mayoría de consumidores de este tipo de drogas que acude a su clínica son “o bien jóvenes menores de edad que son enviados por los padres en cuanto se enteran de la adicción, o bien personas de entre 30 y 40 años que llevan años consumiendo sin ser conscientes de las consecuencias del hábito”.
No hace falta un consumo prolongado para que aparezcan las primeras consecuencias y alteraciones mentales. Hay varios factores que influyen, entre ellos la predisposición de cada individuo, la vulnerabilidad del cerebro, la pureza de la droga y la cantidad que se fume.
ENTRE LO CURATIVO Y LO RECREATIVO
Los argumentos que se esgrimen a favor de la despenalización de la marihuana, tanto sea para fines medicinales como recreativos, son variados y dependen de las buenas o malas intenciones que se tengan, como así también del conocimiento acerca del tema. Por una parte encontramos a los que justifican su uso medicinal, y por otra parte a aquéllos que no encuentran nada malo en fumarse un porro por placer, siempre y cuando no perjudiquen a los demás. También algunas personas aseguran que legalizarla “pondrá fin al narcotráfico”. Lo real y cierto es que la marihuana genera adicción, y esto es indiscutible. La dimensión de la problemática del tráfico de marihuana es harto conocida, el dinero que se mueve en su nombre es gigantesco, al igual que los muertos que deja en el camino. Por otra parte, ¿quién asegura que el cultivo domiciliario no genera narcotráfico?
CURSOS DE CAPACITACIÓN
Aunque Ud. no lo crea, la “Fundación Daya” da cursos de capacitación de cultivo de marihuana. Por supuesto los cursos no son gratuitos, tienen un costo que ronda los $500. También cuenta con una tienda virtual en donde pueden comprarse distintos tipos de plantas de marihuana según el gusto del consumidor. Menos mal que es una fundación sin fines de lucro…
Y como broche de oro, en un sitio de internet se recomienda música para acompañar el acto de fumar. Canciones acompañadas de videos que muestran imágenes sugestivas de pedofilia, zoofilia y violencia. Véalo Ud. mismo en el siguiente enlace: http://cannabischile.cl/diez-canciones-que-transformaran-tu-experiencia-al-fumar/
Para concluir, si se despenaliza el consumo de marihuana sucederá lo siguiente:
1) Aumentará su consumo en la población y, en consecuencia, aumentará el número de personas que desarrollen una adicción a la marihuana. El adicto es un enfermo, nunca lo olvidemos.
2) Perjudicará la salud de los adolescentes porque es dañina en sujetos en etapas de desarrollo. La marihuana es un factor de riesgo demostrado para enfermedades psiquiátricas severas, especialmente cuadros psicóticos como la esquizofrenia. Y esto es un riesgo muy grande, dado que estas enfermedades son irreversibles.
3) Aumentarán las consecuencias médicas del uso de esta droga, por ende, el costo de la salud y la saturación del sistema. Todo esto sumado al poco compromiso de nuestros gobernantes por la salud de los argentinos. Nos convertiríamos, en definitiva, en una fábrica de enfermos mentales.
4) La marihuana altera las facultades mentales y la conducta del individuo. Miremos la realidad: ¿cuántas veces nos preguntamos por qué hay cada día más violencia?
5) Disminuirá la percepción de riesgo hacia ésta y otras drogas recreacionales. “El Derecho crea sociedad”, reza la frase. El siguiente paso será la legalización de las “drogas duras” como cocaína, heroína, etc.
Vuelvo a recalcar que desde el Estado Nacional no se escuchó ni media palabra sobre el tema de la despenalización de la marihuana.
Hoy más que nunca urge la necesidad de establecer políticas preventivas en materia de salud. La educación y la información son herramientas imprescindibles en una sociedad.
Desde nuestro espacio difundimos esta información ante el silencio cómplice de los actores del sistema. No queremos una sociedad enferma. Queremos generaciones de chicos y jóvenes sanos física y espiritualmente, respetuosos de sus antecesores, inteligentes, amorosos, sensibles y comprometidos con los más caros valores de una sociedad. Por eso, desde el Partido Bandera Vecinal nos oponemos firmemente a la despenalización de la marihuana.
Artículo publicado en el Periódico Bandera Nº 14 (Noviembre/Diciembre 2016)